viernes, 10 de abril de 2015

¿Qué son los valores?

Valor, es la cualidad por la que una persona, una cosa o hecho merecen mayor o menor aprecio, o satisfacen cierta finalidad. Es decir, un valor nos indica la importancia, significación o eficacia de algo.

Existen diferentes tipos de valores presentes en nuestra vida cotidiana. Aunque en esta instancia, se busca destacar aquellos de índole moral y que se consolidan en determinados valores universales, nacionales, cívicos y personales.



Los valores éticos o morales, son principios con respecto a los cuales las personas sienten un fuerte compromiso “de conciencia” y los emplean para juzgar lo adecuado de las conductas propias y ajenas.
  • Nuestros valores concuerdan con nuestras concepciones de la vida y del hombre.
  • Los valores influyen en nuestra forma de pensar, en nuestros sentimientos y formas de comportarnos.
  • Los valores se proyectan a través de actitudes y acciones ante personas y situaciones concretas.
  • Los valores suponen un compromiso real y profundo de la persona ante sí misma y ante la sociedad en que se vive.
  • Los valores no existen en abstracto ni de manera absoluta: están ligados a la historia, a las culturas, a los diferentes grupos humanos, a los individuos y a las circunstancias que enfrentan.
  • Hay quienes sostienen que los valores existen “en sí”, independientemente de que los apreciemos o no. Por eso hablan de que percibir un valor no es crearlo, sino descubrirlo. Estos son valores trascendentes.
  • Los valores trascendentes no dependen de la estima o acciones de una persona aislada, porque valen en sí mismos (derecho y respeto a la vida, verdad, libertad, equidad, fraternidad, justicia, espiritualidad).
  • No siempre somos concientes de nuestros valores, como tampoco lo somos de la influencia que ejercen los demás en ellos.
  • Así como existen valores, también existen los contravalores: los que se oponen a un valor concreto. En general, los contravalores (llamados también antivalores o valores negativos) impiden o van en contra del desarrollo pleno de las personas y de la convivencia libre e igualitaria.

Podemos concluir que un valor no es simplemente una preferencia momentánea, sino una preferencia que se cree, se sostiene y se considera justificada moralmente (porque así debe ser), como fruto de un proceso de razonamiento o como consecuencia de un juicio personal.
Los valores (sean éticos, estéticos, afectivos, etc.) se han ido construyendo y transformando a través de la historia, manifestándose de diversas maneras en culturas y grupos humanos diferentes.


Las actitudes, los hábitos y otros conceptos relacionados con los valores

Las actitudes son tendencias o disposiciones adquiridas que predisponen a percibir  de modo determinado un objeto, persona, suceso o situación y actuar consistentemente frente a ello. En esta conducta intervienen componentes relacionados con el carácter, el conocimiento y los sentimientos del individuo. Las actitudes implican juicios evaluativos.

Las actitudes se enfocan hacia una cosa, persona o situación determinada; siempre hay un algo o alguien que nos resulta agradable, desagradable o indiferente. Es decir, las actitudes no son simples estados de ánimo o creencias en general, sino manifestaciones de lo más íntimo de las personas.

Las actitudes se pueden expresar a través del lenguaje verbal y no verbal (gestos, silencios, no participación, etc.), y se transmiten con la intención de que sean recibidas o entendidas por los otros. En este sentido, una actitud es un acto social.
¿Cuál es la diferencia entre actitudes y valores? Los valores son más centrales y estables que las actitudes. Las actitudes reflejan los valores más relevantes que una persona tiene sobre el mundo y sobre sí misma. Es decir, las actitudes son indicadores de los valores que posee un individuo.

Otro concepto relevante es el de hábito, que es el comportamiento o modo especial de proceder adquirido por repetición de actos similares. Los hábitos se presentan frecuentemente en la vida cotidiana, pudiendo ser o no verbalizados y congruentes con alguna actitud determinada. A partir de ellos puede inferirse el valor que una persona otorga a la educación como cimiento de su vida futura.
No todos los hábitos son positivos. También hay hábitos negativos, denominados vicios, que causan perjuicios a quien los practica y a los demás.



La virtud es un hábito operativo bueno. El vicio es un hábito operativo malo. Las virtudes son hábitos que perfeccionan las facultades del ser humano y que facilitan alcanzar la verdad y el bien. La realización personal de cada esfera de valores ha de suponer el ejercicio de virtudes específicas.

Por ejemplo:
Para los valores económicos ayudan: la solidaridad, la buena administración, la sobriedad y la generosidad.
Para los valores físicos: la disciplina, la reciedumbre, la puntualidad, la deportividad, el optimismo, la perseverancia, la templanza.
Para los valores sociales: la responsabilidad, la puntualidad, el respeto, la cortesía con todos, la hospitalidad, los buenos modales, la sinceridad.
Para los valores afectivos: el respeto a la opinión ajena, la amistad, dar sin esperar recompensa, la afabilidad, ecuanimidad, manejo de emociones y pasiones.
Para los valores intelectuales: la inclinación al estudio, la disciplina, el orden, el amor a la lectura, el afán de enseñar lo que se sabe, capacidad racional y lógica, ponerse metas superiores.
Para los valores estéticos: la apreciación musical y artística, la prudencia, la magnanimidad.
Para los valores morales: la fortaleza y justicia, la honestidad, decir la verdad, cumplir con la palabra dada, la laboriosidad (rechazar la flojera), terminar el trabajo comenzado y esmerarse por dejarlo bien hecho, sonreír y dar ánimo.


Por último, la autonomía de una persona se relaciona con la capacidad moral e intelectual de decidir el curso del propio destino, ejerciendo una libertad con responsabilidad. El concepto de libertad responsable indica los límites de nuestros actos están fijados por los derechos de los demás. 



  





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